Porqué el libro no va a morir

Dentro de las reacciones negativas a la moda actual del libro electrónico, pareciera sobresalir que el temor más intenso de los adversarios de este medio es que terminará por matar al libro: matando primero el objeto tradicional (el libro de papel), terminará desnaturalizando en forma irreversible el concepto que hoy se entiende por libro, el principal culpable siendo la auto-edición y el peligro que supone para la industria.

En Abre Tus Libros, sabemos que no será así, y aquí lo demostramos.

El libro no es un disco

Hay un error que cometen muchos observadores, y que tiene que ver con la comparación de la industria editorial con la industria musical: en la última década, la llegada de formatos digitales (el maldito MP3) logró destabilizar una industria potentísima. Las estadísticas de la RIAA demuestran que las ventas de música en formato físico bajan considerablemente (alrededor de un 30%, vinilos aparte) año tras año, y peor aún, aunque las ventas en otros formatos (digital y video) crecen, globalmente caen. Con estas malas noticias en mano, muchos actores de la industria del libro, y principalmente los editores y los libreros, ven las nuevas tecnologías como una amenaza cuyo desarrollo es preciso impedir a toda costa.

Sin embargo, pocos se dan cuenta de un detalle obvio: si bien no existe casi ninguna diferencia entre música envasada en un medio físico y en un medio digital, en cambio, existe mucha diferencia entre un libro físico y un libro digital. Por más que las pantallas eInk logren imitar el papel, no puedo comparar mi experiencia de lectura digital con mi experiencia de lectura en papel. En cambio, Back In Black suena exactamente igual hoy en mi iPod que hace 15 años atrás en mi personal, un Aiwa Super Bass que era bien parecido a este.

Un libro no es una fotografía, pero funciona igual

Creo que para hacer una comparación más acertada, hay que acercar la industria del libro de la industria fotográfica: en los últimos años han aparecido las cámaras digitales (los lectores de libros electrónicos), las cuales han multiplicado el volumen de fotografías (de libros) en circulación. Sin embargo, a pesar de conservar gratuitamente gigaoctetos de datos en formato digitales en sus computadores, la gente sigue pagando para imprimir sus fotografías (para comprar libros de papel).

Y ¿la buena noticia? Si nos basamos en las estadísticas de la industria fotográfica, las impresiones de fotografías se han multiplicado por 10 entre el 2004 y el 2010. Y si bien la mayoría de las impresiones las realizan los usuarios en su casa, la proporción de impresiones hechas a través de un fotógrafo detallista crece año tras año. En conclusión, la llegada de una nueva tecnología ha logrado dinamizar un sector de actividad, e incluso crear nuevos negocios (por ejemplo, los servicios de impresión a través de internet para ser retiradas en kioscos).

En definitiva, al igual que las cámaras digitales fomentaron la toma de fotografías, bajando dramáticamente el costo de apretar el gatillo, los lectores de libros electrónicos van a fomentar la lectura, y la principal razón es que los libros van a ser mucho más baratos y fáciles de encontrar en formato digital. Además, el fenómeno de piratería que sin duda se desarrollará a pesar de los resguardos que tome la industria, permitirá una circulación extra-oficial muy importante de contenidos. ¿El resultado? La gente leerá más, y finalmente se seguirán acercando a las librerías, para poder comprar libros de papel, pues de la misma forma que el mejor medio para disfrutar las fotografías familiares es el viejo álbum guardado en el cajón del buffet, la mejor manera de compartir sus lecturas con sus amigos y sus familiares es invitarlos a que pechen en la biblióteca del living.